Una mamá y sus hijas, las tres mexicanas, convirtieron una tradición en una obra de arte que dio la vuelta al mundo, ganó un récord Guinness, ganó premios en la Expo Dubái y, hoy la vamos a conocer en este post de Historias de crochet.
La impulsora del proyecto fue María Concepción Siordia, que en 2013 pensó en hacer algo distinto para su acostumbrada ofrenda anual al Señor de la Misericordia, en Etzatlán, México. Se le ocurrió algo que podía sonar mágico o metafórico, pero que se transformó en realidad: ella se propuso tejer el cielo.
María Concepción contó que en su pueblo es una tradición adornar las calles para esa celebración religiosa, por lo que invitó a sus hijas a poner manos a la obra. Y las tres se pusieron a tejer, pero se dieron cuenta de que solas no podrían concretarlo, así que invitaron a más vecinas del pueblo y llegaron a ser más de 200 con las manos en las agujas de crochet.

Y así nació el cielo tejido
El cielo tejido de Etzatlán consiste en miles y miles de carpetas tejidas a crochet y unidas entre sí, que a su vez son montadas en columnas y pilotes instalados en el pueblo, especialmente para ello. El gobierno del lugar dio su autorización para que se instalara este cielo de crochet e incluso colaboró con la compra del hilo.
La idea de María Concepción se consolidó y el tejido era tan lindo, tan colorido y se seguía sumando gente, y madre e hijas continuaron la tarea. Así, en 2018, el gobierno local les propuso ir por la meta del Récord Guinness y las agujas se siguieron moviendo en el pueblo.
Más y más carpetas tejidas, más calles adornadas y coloreadas, hasta que un día, en 2019, llegaron a Etzatlán los representantes del reconocido récord mundial a medir y certificar que allí había, al menos, 1.000 metros cuadrados de cielo tejido. La sorpresa fue grande y la emoción todavía mayor, ya que cuando terminaron la tarea, los representantes del Guinness les informaron que el récord era suyo: habían tejido 2.800 metros cuadrados. Participaron más de 200 personas.
En 2020, el gobierno mexicano las convocó para participar de la Expo Dubái, donde adornaron el pabellón de su país y se llevaron un premio por ello. Pero no todo quedó allí, ya que según su página oficial de Facebook, actualmente, en 2023, el tejido más grande del mundo tiene 13.000 metros cuadrados. Además, se transformó en un emprendimiento y realizan instalaciones para eventos privados y celebraciones de todo tipo, como casamientos.
Y por si fuera poco, según informó el alcalde del pueblo en una entrevista con el canal mexicano Univisión, este cielo tejido a crochet generó que el turismo se multiplicara por cuatro en Etzatlán. En la misma entrevista, que fue compartida por la periodista Ahtziri Cardenas en Facebook, Patricia, una de las hijas de María Concepción, llamó a que «se siga promoviendo el crochet para todo el mundo«. «Ustedes siempre inventarán qué hacer y harán maravillas», dijo.
En la nota, además, Patricia recalcó los aportes del crochet como terapia ocupacional. Yo le llamo «Crocheterapia» y soy una convencida impulsora de los beneficios del crochet para la salud, tanto la mental como la física. Aquí en el blog vamos sumando varios artículos que tratan sobre eso y, en poco tiempo, además, vamos a comenzar con cursos y encuentros pensados para propiciar un acercamiento al crochet.
Solo para recordarlos, estos son los beneficios que tiene el crochet para la salud mental, entre otros:
- Reducción del estrés y la ansiedad
- Estimulación mental y mejora de la memoria
- Impulso de la creatividad
- Mejora de la coordinación motora y la destreza manual
- Estimulación social y construcción de comunidades
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